El teatro experimental conecta
con la tradición vanguardista teatral que consideraba el teatro como un
espectáculo donde el texto literario es solo un ingrediente más y no
necesariamente el elemento central de la representación. Temáticamente, es habitual
la denuncia social y política y también la falta de libertad y opresión, la
injusticia, la alienación y la sociedad de consumo.
Los dos autores fundamentales
son:
• Fernando Arrabal: desarrolló
parte de su obra en Francia, donde fundó en 1962 el Movimiento Pánico, junto a
los artistas Jodorowsky y Roland Topor. En las obras de su teatro pánico se
acentúan características ya presentes en sus dramas anteriores (Pic-nic, El
cementerio de automóviles): se trata de un teatro provocador, que aspira a
escandalizar al espectador por medio de la violencia, el sexo o la locura; es
de carácter alegórico y simbólico; los diálogos, poéticos o incoherentes, se
apartan de la lengua cotidiana. A finales
de los sesenta, el teatro pánico se transforma en Pánico-Revolucionario
en obras como El jardín de las delicias (1967).
• Francisco Nieva: de su amplia
trayectoria teatral, destacan aquellas que el autor agrupa bajo la denominación
de teatro furioso. El tema central de su obra es la crítica a la España
tradicional, marcada por la religiosidad y la represión sexual. El lenguaje
dramático se caracteriza por el erotismo y la desinhibición, y le incorpora
elementos del carnaval, el esperpento o el surrealismo. Destaca la obra Pelo de
tormenta.
Paula Castejón Sánchez.