A partir de los primeros cincuenta la novela refleja la sociedad española de ese momento con su falta de libertad, su desigualdad social y su miseria. La estética dominante en estas novelas es la realista. Los novelistas abandonan el pesimismo de las novelas existenciales y describen la realidad de una sociedad que evoluciona lentamente. El origen de esta tendencia lo marca la publicación de La Colmena, de Camilo José Cela (1951). Los temas principales de la novela social son la falta de libertad, las injusticias sociales y las penosas condiciones de vida de la gente común en la España de posguerra. Los novelistas de medio siglo proponen romper con la narrativa anterior e introducir una nueva forma de contar historias que recibe el nombre de objetivismo, que consiste en describir la realidad de manera imparcial por medio de un narrador en tercera persona que registra los diálogos de los personajes y a mostrar sus comportamientos.
Algunos de los autores que cultivan esta novela son los siguientes:
Camilo José Cela: La novela que origina el tema de las inquietudes sociales es La Colmena, esta obra fue prohibida durante años en España, aunque circuló de manera clandestina. En ella se retrata la miseria existente en Madrid en 1942 y se muestra la vida de las diferentes clases sociales.
Miguel Delibes: Inaugura la década de los 50 con una novela clave: El Camino, en la que se encuentran dentro del marco del realismo, algunos elementos que serán recurrentes en obras posteriores, como Diario de un cazador (1955) o Las Ratas (1962): la presencia del paisaje castellano, el cuestionamiento del progreso, la reflexión ética o el estilo despojado de la retórica.
Carmen Martín Gaite: Su novela Entre visillos se inserta dentro del realismo social, tomando como referencia el objetivismo. Adopta la actitud de otros novelistas que reaccionan ante la situación española de posguerra y transmiten una visión crítica de la sociedad que los rodea en sus novelas. La crítica se centra en la vida cotidiana de las mujeres, que deben resignarse a adaptarse al modelo de sociedad patriarcal impuestos por el gobierno franquista y la Iglesia
Rafael Sánchez Ferlosio: Escribió la novela El Jarama, una obra clave en esta época y máxima expresión del objetivismo. Está estructurada de forma que el narrador prácticamente desaparece y el lector solo puede obtener información de las conversaciones de los personajes, que discuten acerca de la vida social.
Gonzalo Torrente Ballester: Cultivó el realismo en su trilogía Los gozos y las sombras, donde se retrata la sociedad gallega en los años anteriores a la Guerra Civil y se presenta un análisis profundo de las características de esa sociedad y de su paso del siglo XIX al capitalismo. Los tres libros que forman la trilogía son El señor llega, Donde da la vuelta el aire y La Pascua triste.
Tahra María Martínez
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